lunes, 10 de diciembre de 2012
El fin del mundo
El mundo se termina de vez en cuando
cuando las manos se te arrugan y la tos te invade el sueño
a veces se acaba el martes o los sábados por la tarde
y lamentablemente también en viernes o el día de mi cumpleaños
yo quisiera que el mundo no se le hubiese terminado a mi abuela o a mi tía favorita
que nunca se le acabase a mi madre o al más pequeño de mis hermanos
bajo el paladar de mi tío, detrás de su garganta se está acabando el mundo
le dijeron que es un cáncer fulminante e invasivo
pústula de apocalipsis a su existencia, final dramático que solo su familia ha de llorar
El mundo se me acaba a mí también
todos los días dejo poco a poco de ser joven
y este trozo de papel se va carcomiendo amarillento
y al ver mis retratos la gente señala “ese no puedes ser tu”
como antelando el fin del mundo para mi.
A veces el fin del mundo ha llegado para quien ama o lee, y se regodea en la vida
yo solo sé que me gusta esperarlo sentado aquí a tu lado, bebiendo una copa de vino
mientras me miras incrédula y burlona cuando te digo que el mundo se está acabando.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Habría
Habrías de
estar solo todo el día
De morir
renuente a la soledad,
De
soledades pedir limosna de voces con que acompañar el pan
Habrías de
sentarte en la banca de aquel parque
Mirar a
las parejas que famélicas se arrancan la piel de los labios
Y observar
como los escarabajos hallan consuelo mientras tanto
En el calor
de la cicatriz en tu brazo, en el agujero que cargas en el pecho
Habría que
volver la mirada de vez en cuando
Cuando es
insoportable tener abiertos los ojos sin llorar
Tenderse
boca abajo en el suelo de las conversaciones ajenas
Oír la
voz cercana y desconocida de una mujer que al teléfono pregunta:
“a que
hora volverás a casa” y querer atravesar con los dedos su mejilla desnuda
Y decirle
al oído “muy pronto”.
Habría que
ser como todos, acaecer en el mundo, carecer del alma
Preocuparse
por el estado del clima, por cuantos minutos le quedan al medio día
No dejarse
envolver por cuantas hojas caen del árbol hueco y podrido
En que
ya nadie busca sombra o consuelo
No ceder
a los temblorosos espasmos de las pisadas propias
Del
trote pesado y tedioso en que ningún paso te persigue
Habría entonces
que dejar de estar solo.
Habría tantas
cosas que hacer de no perderse tembloroso
Desfallecer
en la avenida, soñar el desmayo, añorar el suelo húmedo
Cargando
el asfalto hirviente entre los dientes hechos un guiñapo de mármol,
Y arañar
el pavimento con los ojos secos, darle
de beber al drenaje
Darle sangre
tibia que sacia la sed de la ciudad marchita
Habría que
buscar la compañía de otro modo
Que tenderse
muerto boca arriba, saciada la garganta en saliva aguardentosa
Con los
ojos al revés y la caja del abdomen dando de brincos
Y la
lengua entre los labios, trapo de sangre, chorro de tinta en el lienzo de la
camiseta
Sentir entonces
el rugir de los relojes, de zapatos y teléfonos móviles
Hallarse
rodeado de cientos de ojos, de bocas repugnantes que gritan tu muerte
Murmullos,
círculos humanos que no te quitan la mirada hasta arrebatarte todo
(El alma
del cuerpo, tres monedas y una caja de cigarrillos)
Habría que
haberse quedado solos, solos
Y morir
de indiferencia poco a poco.
(portada del gran disco Aqua Lung de Jethro Tull)
miércoles, 24 de octubre de 2012
Describir el alma
A veces te quiero, te
siento profundamente cuando la razón lo permite
Ruidosamente te busco,
cada tres pasos me silencian, me ahogan la voz en charcos de arañas
En ocasiones dibujo con
los dedos en el cristal, las perlas de tu boca, el minuto de tu abrazo
Luego un relámpago,
chorro luminoso de sangre que me incendia febrilmente el juicio
Impetuoso, no es más
que tu silencio de piel, que me envuelve el pecho en abrazo mordaza
Armoniosa gota, tu cordura
de cuenca que me das a beber cuando apremia esta sed
Rampante sed de
espacio, materia, ser escuchado, sed de calor y comprensión
Estas desbordando en
fuente el cántaro de tu presencia, se vuelve pájaros, trozos de papel al
viento
Liviano tu amor me
atraviesa el cuerpo, tiene manos en lugar de labios
Invisibles dedos que
traspasan mi vientre, que me encuentran el alma perdida en mis
entrañas
Al cerrar la puerta
del día, me haces crecer brazos, me brota un corazón del pecho
Reptan fuera de mí el
dolor, las ganas de no levantar la mirada al sol
Escupo toda
conformación, yagas que reptan fuera de mi lengua hacia el pavimento
Lo único que me queda
esta en tu ser, frente a mí, en este instante que ondula el cielo
Insaciable de volverte
musa, mis labios tiemblan gestos que se creen palabras, mariposas
Palabras, trémulos pedazos de nada que te cantan
esta locura:
“Tu voz serena y cadente, pequeña como tu abrazo
que es enorme a mis ojos
Cabellos, negros riachuelos que te cubren el
rostro, manos que tibias y seguras, me señalan la vida
(Y la vida que apunta a tu dedo sintiéndose
honrada)
Ojos que escondes hermosos bajo el cristal, que
hermosos tiemblan como el agua en un manantial
Labios delgados, intangibles cerezos que me han
regalado tu risa sin parpado
(Y este ojo sin labios que no hace sino
mirarte y quedarse mudo)
Carne, huesos, piel, alma de ninfa encerrada en un
diamante finito que es tu cuerpo
Y este demente que por primera vez se jacta, se
contenta
(Se crea, se trastorna, hace por no morir en estas líneas)
Porque te he descrito el alma como seguramente
nadie ha podido
martes, 16 de octubre de 2012
Moscas
Hay un trozo
de carne sobre la mesa
Cubierto de
moscas, moscas luchan por vivir del plato
Se van
enredando al aire en la cocina
Mutan, vuelven
en estambre negro de membranas doradas
Devoran, gimen
espumosas, cantan un himno grotesco de alas supersónicas
En la punta
del lóbulo anidan, se comprimen
Entre los
huecos del costillar, donde el corazón se oculta a ratos
Incuban zumbantes
camadas de tinta semoviente
Llenan la
cuenca del lavabo, el lavabo del ojo
El paladar del
perro ladra moscas, surcan sus fauces, las rellenan
Le ahogan la
lengua que sabe a sangre licuada de sus vientres negruzcos
Y en mis
labios, silenciosos, empapados de mosca, ya no de vodka, ya no de cordura
Se dispersan
en pares, triadas,
Olas, cardúmenes,
Charcos,
pinceladas
Devoran la
costra que mana pus al codo
Le arrancan
los pocos pedazos de cerumen, de costra que le quedan al niño
Niño terrible,
niño estúpidamente muerto sin madre ni piel
Pedazo de nada
que hace por arrastrarse hacia mi cama
Monton de
huesos que las moscas pintan de negro.
Y la carne en
la mesa es ya un manojo blancuzco de larvas temblorosas
Rápidamente me
incorporo
Carajo… ¿ya es
martes?
Habrá que
salir a comprar más carne.
martes, 25 de septiembre de 2012
Un poema muy importante...
Este es quizá uno de los escritos que mas me han gustado desde el primer día en que me puse a escribir poemas, hace ya mas de 10 años... Es un poema doloroso, que me quería sacar del pecho hace ya algunos meses, esta dedicado a la persona que mas he amado hasta esta fecha, y que ya no quiso seguir a mi lado-
Gracias y espero les guste tanto como yo gusto de este poema que como bien lo dice su nombre, es un absurdo, con una estructura apenas delineada, y mucho subtexto que habla de los tiempos en que vivo particularmente... gracias, nos vemos en la próxima entrada.
Gracias y espero les guste tanto como yo gusto de este poema que como bien lo dice su nombre, es un absurdo, con una estructura apenas delineada, y mucho subtexto que habla de los tiempos en que vivo particularmente... gracias, nos vemos en la próxima entrada.
El poema más absurdo del mundo
I
Profundo,
violento, como un abismo de interminables olas rojas
Clama el
nombre de una mujer, clama el hombre que le ama entre escombros a las tres de
la mañana
Le pide una
palabra, una olvidada y portentosa que en los labios de aquella han
desaparecido
Le clama a mil
vientos que se ha equivocado, que si era posible equivocarse
Errar los
caminos, pararse destrozado a mitad de la nada y caer en abismos de espinas
Calles
obscuras, telarañas ominosas, caer, volver a la tierra, sentir el agua obscura
de un pantano sin nombre
II
Yo no sé cómo
es que a veces corre
Hacia atrás, y
se detiene en esta ventana, que asoma a este tiempo
Donde echa una
piedra en este abismo, y me siento querido
Y me siento
envuelto en ese otro mundo
En ese mundo
terrible y nostálgico lleno de relámpagos
Donde todo era
injusto y las bocas se abrían solo para reír a carcajadas hipócritas
De ese mundo
en que los ignorados, los monstruos perversos de tierras ruinosas
Le
pertenecíamos a la superficie, y amábamos, y queríamos a perpetuidad, con
palabras dulces
Y las letras
servían de pretexto para no estar solos
Como excusa
para sabernos libres, perfectos como toda la creación, y partidos por la mitad
Destinados a
encontrarnos con la otra parte, como si hubiésemos nacido hombres
Con corazón, vísceras
y lágrimas propias
Yo no sé de dónde
viene el tiempo, donde nace, porque se alborota a ratos
Que a veces no
sé si corre, vuela, nos consume, o nos obliga a viajar en su vientre maternal
Porque le
sueño, le veo en las paredes, dibujada en los perfumes, clara y transparente
Entre la gente
que no conozco, en los latidos de los corazones ajenos
En los aromas
violentos del café recién hecho, en mi juventud que casi no recuerdo
Colgada de
aquel dintel de la puerta, entre mis cabellos que alborota con las manos
Subiendo por
mi piel como caricia, bajando de mis ojos como lagrimas
Evaporándose
en la lluvia de los charcos, dolorosa en los rayos de sol
Ausente en
esta silla, “distante y dolorosa, como si
hubieras muerto”
Vaga y
compleja a ratos, en el sabor del chocolate recién hecho o en la amargura de mi
saliva
Columpiándose
a mi lado cuando soy niño, compartiendo un helado
Contemplándome
desde el otro lado de la parada de autobús cuando soy un anciano cascarrabias
Riendo de mi
cuando no aprendo la lección de geometría
O mirándome
desde el hombro a esta hora de la madrugada mientras envío estos versos
Tiempo
caprichoso, infantil, tortuoso, cruento, en que no puedo alejarme de su figura
inevitable
III
Yo le miro,
desde esta distancia tremenda
Desde el lugar
en que el tiempo choca con su sombra y se funde en ella
Y donde el
viaje no termina
Donde las
despedidas cortas y constantes
Devuelven al
otro día en viajes interminables
Aventuras
incesantes de templos orientales, palmeras, parques donde aparecen arboles
Tremendos
vientos que azotan mis ojos y les sacan centenares de lágrimas
Poesías
desatadas al oído, temblorosos océanos en que ella vibra por oírlas
En que me
abraza una vez más, y no me suelta ni ante la lepra que invade mi piel
Calurosos
desiertos, tormentas de sol donde le miro de nuevo, en este viaje
Azotado por un
calor inmenso en el alma, y en la boca la sequedad de la muerte
De vivir
incompleto sin los labios de Dios que es su nombre cuando ama
De no vivir
sin su voz, sin palabras de aliento que me colocan piernas invisibles sobre el
tronco
De no saberle
mi noche, de no llamarla mi luna
La luna de un
poeta que soy el día de hoy, de uno sin nombre ni luz
De uno sin
voz, desgraciado infeliz, bastardo de todos los tiempos
Aquel siempre
dispuesto a regresar a cada época por ella
De cambiar de
nombre, trovador, bohemio, loco, soñador
De no perder
la esperanza, ni dejar de luchar por las madrugadas
Insistente quimera,
capaz de amar, perder, adolecer de ella, mujer que todos los nombres lleva
Silencio,
musa, amor, esperanza, contento, consuelo, fe, meta, gema, locura, desgracia,
triunfo, ángel, demonio, metástasis, metamorfosis, bien morir.
Felicidad de
risueños colores
Infantil
mirada, ojos que no encuentran el descontento en estas ni en ningunas letras
En ningún
camino y bajo ninguna circunstancia,
Corazones
hechos con la mano
Sonrisas de
incredulidad, manos que no tocan nada sino el aire
Recuerdos de
olvidados tiempos en que el amor no tenía calor ni forma
En que dolían
las noches pero las lagrimas surgían de felicidad en el cristal
Reconfortantes
palabras, tontas, miserables hoy en día
Su nombre
junto al de un desconocido que soy yo, en cientos de fotos
De imágenes, dibujos
De épocas
insensatas en que la tinta era una caricia, ajena a este nuevo mundo
Este mundo
hermoso para los que quieren, para los que sienten y se regocijan de ser
jóvenes
Este mundo
bello en que se puede reír y amar, jugar, mojarte los pies, enfermar de amor
Glorioso y
sensato en donde los dementes y los parias han sido exiliados a las letras
A surcar
abismos indecibles donde describen el cielo, y dibujan el viento con uñas
largas y sucias
Esta tierra
justa en que el sol sale cada día y da brillo a sus cabellos perfectos
Donde una mano
le acaricia, y donde cientos de manos no dejaran jamás que caiga a este abismo
IV
Rostros, mitad
de ojos, espaldas, labios
Conjuntos de
rompecabezas difusos, sin título ni estructura
Se van armando
pedazos de alguien, de una mentira cruel, desconocida
Es su rostro, su
rostro del que hablan los cuentos, las novelas
Del que poetas
inútiles, bestias de letras inconclusas como yo
Hemos de
escribir siempre, de decirle lo mucho que hay en su cara, la medida en que
llena el alma
La mirada, y
las pausas de si, los ecos, la piel suave y juvenil
Los besos,
aquellos que pocos le hemos dado, la experiencia maravillosa de su vid
De su aliento
inmortal, el perfume cruel y suave, boca de pétalo, capullo.
La rosa, fresa
silvestre de sus mejillas, labios en todo el cuerpo donde corresponden los
besos
Otros besos,
los demás, besos que no son los anteriores, besos que no le he dado yo
Besos del amor
de su vida, del amor profundo y discreto que ha de encontrar en el camino
Hojas de miel
que describen dedos, miradas que sus piernas y su sexo le entregan al alba
Vidrio
cortado, terciopelo, texturas indescriptibles en los dedos de su pie perfecto
Y de sus
muslos que besa el que merece amar, la azucena hermosa que miran sus pupilas
V
Musa de todas
las edades
Origen de
todos los males
Sonrisa, ganas
de no dejarme ir hace varios eones
Promesas de
tiempos distantes a la fecha de mi muerte
A mi
enfermedad hepática y lacerante, purulentas yagas del amor no obtenido
Callos, manos
hechas de hueso, dedos que no tocan sus mejillas de algodón
Vidas
distantes, infinitamente replicadas de un romance que la conciencia me condena
a renombrar una y otra vez, sin ser ciertas
Estrellas que
nadie observa sino yo, en la noche nombrándolas en su honor
Pasos que doy
lentamente alejándome del lugar de esta locura
Angustiosos
momentos en que usted por fin lee, observa, aparta indiferente el rostro
Millones de
sucesos que en este ataúd concluyen lastimosamente
Felicidad como
un cascabel en la serpiente de mi corazón
Serpiente
viciosa que se devora a si misma cientos de veces sin rumbo
Poema absurdo
que nada dice y en nada termina
Como mi vida
que le he entregado en el sinsentido de esta depresión sin salida
Como mi amor
que le he obsequiado en el abismo antes descrito
En este donde
puede mirarme con las manos estiradas y los ojos mudos
En la boca del
tornado en que le digo por última vez
Que la amo
profundamente como nadie le ha de amar en esta vida sin animales
Sin esfinges
de extrañas cabezas, peones del ejército de mi locura
Que la amo sin
tiempo, sin declive, enlutado a nunca olvidarle
En este sin
sabor en que usted ha dejado de leer y yo de escribir líneas arriba
Y estos versos
profanos que se han escrito por obra del diablo en que no creo
Que terminan por
fin, por obra de Dios en quien ya no tengo fe
Pues usted me
lo ha robado, embarrado entre sus manos, cayendo cual gota
De la cuenca
de sus ojos que ya jamás he de ver.
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