martes, 25 de septiembre de 2012

Un poema muy importante...



 Este es quizá uno de los escritos que mas me han gustado desde el primer día en que me puse a escribir poemas, hace ya mas de 10 años... Es un poema doloroso, que me quería sacar del pecho hace ya algunos meses, esta dedicado a la persona que mas he amado hasta esta fecha, y que ya no quiso seguir a mi lado-

 Gracias y espero les guste tanto como yo gusto de este poema que como bien lo dice su nombre, es un absurdo, con una estructura apenas delineada, y mucho subtexto que habla de los tiempos en que vivo particularmente... gracias, nos vemos en la próxima entrada. 










El poema más absurdo del mundo


I
Profundo, violento, como un abismo de interminables olas rojas
Clama el nombre de una mujer, clama el hombre que le ama entre escombros a las tres de la mañana
Le pide una palabra, una olvidada y portentosa que en los labios de aquella han desaparecido
Le clama a mil vientos que se ha equivocado, que si era posible equivocarse
Errar los caminos, pararse destrozado a mitad de la nada y caer en abismos de espinas
Calles obscuras, telarañas ominosas, caer, volver a la tierra, sentir el agua obscura de un pantano sin nombre

II
Yo no sé cómo es que a veces corre
Hacia atrás, y se detiene en esta ventana, que asoma a este tiempo
Donde echa una piedra en este abismo, y me siento querido
Y me siento envuelto en ese otro mundo
En ese mundo terrible y nostálgico lleno de relámpagos
Donde todo era injusto y las bocas se abrían solo para reír a carcajadas hipócritas
De ese mundo en que los ignorados, los monstruos perversos de tierras ruinosas
Le pertenecíamos a la superficie, y amábamos, y queríamos a perpetuidad, con palabras dulces
Y las letras servían de pretexto para no estar solos
Como excusa para sabernos libres, perfectos como toda la creación, y partidos por la mitad
Destinados a encontrarnos con la otra parte, como si hubiésemos nacido hombres
Con corazón, vísceras y lágrimas propias
Yo no sé de dónde viene el tiempo, donde nace, porque se alborota a ratos
Que a veces no sé si corre, vuela, nos consume, o nos obliga a viajar en su vientre maternal
Porque le sueño, le veo en las paredes, dibujada en los perfumes, clara y transparente
Entre la gente que no conozco, en los latidos de los corazones ajenos
En los aromas violentos del café recién hecho, en mi juventud que casi no recuerdo
Colgada de aquel dintel de la puerta, entre mis cabellos que alborota con las manos
Subiendo por mi piel como caricia, bajando de mis ojos como lagrimas
Evaporándose en la lluvia de los charcos, dolorosa en los rayos de sol
Ausente en esta silla,distante y dolorosa, como si hubieras muerto”
Vaga y compleja a ratos, en el sabor del chocolate recién hecho o en la amargura de mi saliva
Columpiándose a mi lado cuando soy niño, compartiendo un helado
Contemplándome desde el otro lado de la parada de autobús cuando soy un anciano cascarrabias
Riendo de mi cuando no aprendo la lección de geometría
O mirándome desde el hombro a esta hora de la madrugada mientras envío estos versos
Tiempo caprichoso, infantil, tortuoso, cruento, en que no puedo alejarme de su figura inevitable

III
Yo le miro, desde esta distancia tremenda
Desde el lugar en que el tiempo choca con su sombra y se funde en ella
Y donde el viaje no termina
Donde las despedidas cortas y constantes
Devuelven al otro día en viajes interminables
Aventuras incesantes de templos orientales, palmeras, parques donde aparecen arboles
Tremendos vientos que azotan mis ojos y les sacan centenares de lágrimas
Poesías desatadas al oído, temblorosos océanos en que ella vibra por oírlas
En que me abraza una vez más, y no me suelta ni ante la lepra que invade mi piel
Calurosos desiertos, tormentas de sol donde le miro de nuevo, en este viaje
Azotado por un calor inmenso en el alma, y en la boca la sequedad de la muerte
De vivir incompleto sin los labios de Dios que es su nombre cuando ama
De no vivir sin su voz, sin palabras de aliento que me colocan piernas invisibles sobre el tronco
De no saberle mi noche, de no llamarla mi luna
La luna de un poeta que soy el día de hoy, de uno sin nombre ni luz
De uno sin voz, desgraciado infeliz, bastardo de todos los tiempos
Aquel siempre dispuesto a regresar a cada época por ella
De cambiar de nombre, trovador, bohemio, loco, soñador
De no perder la esperanza, ni dejar de luchar por las madrugadas
Insistente quimera, capaz de amar, perder, adolecer de ella, mujer que todos los nombres lleva
Silencio, musa, amor, esperanza, contento, consuelo, fe, meta, gema, locura, desgracia, triunfo, ángel, demonio, metástasis, metamorfosis, bien morir.
Felicidad de risueños colores
Infantil mirada, ojos que no encuentran el descontento en estas ni en ningunas letras
En ningún camino y bajo ninguna circunstancia,
Corazones hechos con la mano
Sonrisas de incredulidad, manos que no tocan nada sino el aire
Recuerdos de olvidados tiempos en que el amor no tenía calor ni forma
En que dolían las noches pero las lagrimas surgían de felicidad en el cristal
Reconfortantes palabras, tontas, miserables hoy en día
Su nombre junto al de un desconocido que soy yo, en cientos de fotos
De imágenes, dibujos
De épocas insensatas en que la tinta era una caricia, ajena a este nuevo mundo
Este mundo hermoso para los que quieren, para los que sienten y se regocijan de ser jóvenes
Este mundo bello en que se puede reír y amar, jugar, mojarte los pies, enfermar de amor
Glorioso y sensato en donde los dementes y los parias han sido exiliados a las letras
A surcar abismos indecibles donde describen el cielo, y dibujan el viento con uñas largas y sucias
Esta tierra justa en que el sol sale cada día y da brillo a sus cabellos perfectos
Donde una mano le acaricia, y donde cientos de manos no dejaran jamás que caiga a este abismo

IV
Rostros, mitad de ojos, espaldas, labios
Conjuntos de rompecabezas difusos, sin título ni estructura
Se van armando pedazos de alguien, de una mentira cruel, desconocida
Es su rostro, su rostro del que hablan los cuentos, las novelas
Del que poetas inútiles, bestias de letras inconclusas como yo
Hemos de escribir siempre, de decirle lo mucho que hay en su cara, la medida en que llena el alma
La mirada, y las pausas de si, los ecos, la piel suave y juvenil
Los besos, aquellos que pocos le hemos dado, la experiencia maravillosa de su vid
De su aliento inmortal, el perfume cruel y suave, boca de pétalo, capullo.
La rosa, fresa silvestre de sus mejillas, labios en todo el cuerpo donde corresponden los besos
Otros besos, los demás, besos que no son los anteriores, besos que no le he dado yo
Besos del amor de su vida, del amor profundo y discreto que ha de encontrar en el camino
Hojas de miel que describen dedos, miradas que sus piernas y su sexo le entregan al alba
Vidrio cortado, terciopelo, texturas indescriptibles en los dedos de su pie perfecto
Y de sus muslos que besa el que merece amar, la azucena hermosa que miran sus pupilas


V
Musa de todas las edades
Origen de todos los males
Sonrisa, ganas de no dejarme ir hace varios eones
Promesas de tiempos distantes a la fecha de mi muerte
A mi enfermedad hepática y lacerante, purulentas yagas del amor no obtenido
Callos, manos hechas de hueso, dedos que no tocan sus mejillas de algodón
Vidas distantes, infinitamente replicadas de un romance que la conciencia me condena a renombrar una y otra vez, sin ser ciertas
Estrellas que nadie observa sino yo, en la noche nombrándolas en su honor
Pasos que doy lentamente alejándome del lugar de esta locura
Angustiosos momentos en que usted por fin lee, observa, aparta indiferente el rostro
Millones de sucesos que en este ataúd concluyen lastimosamente
Felicidad como un cascabel en la serpiente de mi corazón
Serpiente viciosa que se devora a si misma cientos de veces sin rumbo
Poema absurdo que nada dice y en nada termina
Como mi vida que le he entregado en el sinsentido de esta depresión sin salida
Como mi amor que le he obsequiado en el abismo antes descrito
En este donde puede mirarme con las manos estiradas y los ojos mudos
En la boca del tornado en que le digo por última vez
Que la amo profundamente como nadie le ha de amar en esta vida sin animales
Sin esfinges de extrañas cabezas, peones del ejército de mi locura
Que la amo sin tiempo, sin declive, enlutado a nunca olvidarle
En este sin sabor en que usted ha dejado de leer y yo de escribir líneas arriba
Y estos versos profanos que se han escrito por obra del diablo en que no creo
Que terminan por fin, por obra de Dios en quien ya no tengo fe
Pues usted me lo ha robado, embarrado entre sus manos, cayendo cual gota
De la cuenca de sus ojos que ya jamás he de ver.



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