jueves, 14 de febrero de 2013

Un poema en San Valentín ¡¡ (PD: no es muy rosa que digamos)



Se despierta al canto de ladridos y ambulancias

Ese que no soy yo, ese que sin muy animoso esfuerzo se cepilla los dientes al espejo

Y mira indiferente al televisor, rojas masacres de pueblos estériles y oprimidos



(Y sabes que te amo a toda hora de la pared sin ventanas)



Se desviste luego del café matutino

Entra somnoliento a la regadera, como un cadáver que se sumerge en el rio

Y se pone a pensar en su muerte, a contar las gotas de agua que le resbalan por el cuello



(Te amo al chorro de agua hirviendo, en la cicatriz de mi hombro te acaricio los labios)



Se alista para salir al mundo, anudada la corbata y planchado el pantalón, secas las lágrimas,

Y maquillada la tristeza, anudado también el cuello a la cabeza y la mente al inconsciente.

Se dispone a recorrer la avenida, a descontarse paso a paso más minutos de la vida.



(Al salir de casa me despido de tu voz, y en algún lugar del mundo tú no sabes que he partido)



Corre al puente peatonal, ya va tarde diez minutos, unas horas, quizá unos cuantos meses

Se pregunta entonces “¿hace cuanto que se fue?”… ya no importa, ya va tarde

Estira el brazo, sube a un taxi, muerde media manzana y se inquieta mientras mira su reloj



(A destiempo, como siempre, mi alma necia me pide una vida más, para seguirte amando)



Al llegar a su destino se da cuenta de haber olvidado el bolígrafo y dejar en casa el corazón

Se pasa horas enteras leyendo, pensando, comiéndose al mundo entre páginas amarillentas

Y el frio que cala entre los dedos le recuerda que debe de volver a algún lugar, a cierta hora



(Y he de morirme amando, arrugado el semblante, mi canción sobreviviente ha de buscarte)



Se recuesta entre las sabanas, pareciese que en minutos le corrieron los años por encima

Está cansado, muy cansado de estar vivo, de perderse el eco vago de su risa

De no cargarte entre sus ojos, de no morir de sueño y no caer de viejo



(A ese costo he de pedirte audiencia, a ese paso he de vivir mi vida, dedicada a tu retrato)



Y a las dos de la mañana, se ha quedado perdido entre la gente

Afuera, siendo uno más de entre las masas, con el paraguas abierto en la parada de autobús

Incapaz de soltar en llanto, tocando a la puerta, pidiendo un trozo de pan en mi ventana



Y yo regreso, en las madrugadas melancólicas le robo a hurtadillas el cuerpo

Y me trepo en la azotea a mirar la luna, y a cantarte sin consuelo

A mandarte besos entre nubes que no miras y contarte melosamente mi penar



A cantarte que te amo entre las paredes de mi encierro

Entre muros y cal, atravesando vigas y granito



Yo te amo, vida de mis años, espejo de mi última sonrisa

Cuando el mundo llega a su final consumido por la noche



Te amo por el día en que estuvimos juntos

y cuando tus labios suspiran por alguien mas



si un día, mas lejos de mi vida, te decides a quererme

Entonces aunque no lo digas, yo también te amo



Cuando el tiempo se detenga en este arrítmico corazón

Te amo como ultimo recuerdo de estos pasos por el mundo



En tus nupcias, el nombre de tus hijos, el hombre que te quiera

Amo todo lo que a tu vida signifique más que yo



Amo tanto tu ser, tu nombre y las silabas que lo componen

Te amo cuando duele y se vuelve imposible seguir de pie sin caer en llanto



Te amo vida mía, te amo eternamente entre los baladies segundos del día

En que el primer rayo de sol acaricia el suelo

y  yo ya no existo, soy otro entonces,

 Ese que sin muy animoso esfuerzo se cepilla los dientes al espejo

Y mira indiferente al televisor…

lunes, 4 de febrero de 2013

Mariposa



La otra noche vi luchar a una mariposa en llamas fuera de mi ventana
Se fue quedando sin fuerzas estampándose veinticinco veces contra el vidrio
Pequeñas huellas de ceniza polveaban delicadamente el cristal sudoroso
Al otro lado del marco el bosque ardía, los perros y los niños ardían en la noche tornasol

Un día te miré quemándote al sol en el parque
tu corazón en llamas revoloteaba encerrado entre tus costillas
Tus brazos, lacerados muñones de órganos de anhelo que acariciaron mi rostro
Y el viento de la tarde que avivaba el fuego entre tus cabellos rojizos
Se fue quedando dormido cuando tus cenizas se esparcieron en mi cielo.


¿Porque tu alma bella se desgarraba en jirones?
¿Por qué le entregaste al cielo tu amor y a las estrellas tus pensamientos?
Te vi morir y renacer ese día, a la media noche volvías a arder el mundo
Eras ave que había perdido el norte e interrumpido su canto de sueño
Mariposa cuyas alas brillantes llegaron a esta vida arrugada y sin tiempo
Luciérnaga en llamas, botón de flor, ángel  que descendió un domingo al infierno
Te sueño, en esta habitación polvorienta que solo recorren mis pasos por la madrugada
Quizá también estoy ardiendo, y le regalo cenizas de mi amor a la lámpara
y mis besos al cristal en que te miro dar de golpes, estamparte repetidamente
Desesperada luchando por no consumir tus alas ante el fuego de esta vida sin consuelo

Quizá ya estamos esparcidos por el mundo, dándole de comer a las palomas
Encerrados en la vieja ventila de un edificio
o esparcido por el pavimento o en un charco de lodo

Anteayer te recuerdo clavada en estos ojos
Así te deshagas o te vuelvas el polvo irreconocible de estas manos sin nombre
Eres mariposa, y tus alas pintan de mil colores
El cielo aspero y melancólico de la ciudad sin nombre en que hemos nacido.