Se despierta al canto
de ladridos y ambulancias
Ese que no soy yo, ese
que sin muy animoso esfuerzo se cepilla los dientes al espejo
Y mira indiferente al
televisor, rojas masacres de pueblos estériles y oprimidos
(Y sabes que te amo a toda hora de la pared sin
ventanas)
Se desviste luego del
café matutino
Entra somnoliento a la
regadera, como un cadáver que se sumerge en el rio
Y se pone a pensar en
su muerte, a contar las gotas de agua que le resbalan por el cuello
(Te amo al chorro de agua hirviendo, en la
cicatriz de mi hombro te acaricio los labios)
Se alista para salir
al mundo, anudada la corbata y planchado el pantalón, secas las lágrimas,
Y maquillada la
tristeza, anudado también el cuello a la cabeza y la mente al inconsciente.
Se dispone a recorrer
la avenida, a descontarse paso a paso más minutos de la vida.
(Al salir de casa me despido de tu voz, y en algún
lugar del mundo tú no sabes que he partido)
Corre al puente
peatonal, ya va tarde diez minutos, unas horas, quizá unos cuantos meses
Se pregunta entonces
“¿hace cuanto que se fue?”… ya no importa, ya va tarde
Estira el brazo, sube
a un taxi, muerde media manzana y se inquieta mientras mira su reloj
(A destiempo, como siempre, mi alma necia me pide
una vida más, para seguirte amando)
Al llegar a su destino
se da cuenta de haber olvidado el bolígrafo y dejar en casa el corazón
Se pasa horas enteras
leyendo, pensando, comiéndose al mundo entre páginas amarillentas
Y el frio que cala
entre los dedos le recuerda que debe de volver a algún lugar, a cierta hora
(Y he de morirme amando, arrugado el semblante, mi
canción sobreviviente ha de buscarte)
Se recuesta entre las
sabanas, pareciese que en minutos le corrieron los años por encima
Está cansado, muy
cansado de estar vivo, de perderse el eco vago de su risa
De no cargarte entre
sus ojos, de no morir de sueño y no caer de viejo
(A ese costo he de pedirte audiencia, a ese paso
he de vivir mi vida, dedicada a tu retrato)
Y a las dos de la
mañana, se ha quedado perdido entre la gente
Afuera, siendo uno más
de entre las masas, con el paraguas abierto en la parada de autobús
Incapaz de soltar en
llanto, tocando a la puerta, pidiendo un trozo de pan en mi ventana
Y yo regreso, en las
madrugadas melancólicas le robo a hurtadillas el cuerpo
Y me trepo en la
azotea a mirar la luna, y a cantarte sin consuelo
A mandarte besos entre
nubes que no miras y contarte melosamente mi penar
A cantarte que te amo entre las paredes de mi encierro
Entre muros y cal, atravesando vigas y granito
Yo te amo, vida de mis años, espejo de mi última
sonrisa
Cuando el mundo llega a su final consumido por la
noche
Te amo por el día en que estuvimos juntos
y cuando tus labios suspiran por alguien mas
si un día, mas lejos de mi vida, te decides a
quererme
Entonces aunque no lo digas, yo también te amo
Cuando el tiempo se detenga en este arrítmico
corazón
Te amo como ultimo recuerdo de estos pasos por el
mundo
En tus nupcias, el nombre de tus hijos, el hombre
que te quiera
Amo todo lo que a tu vida signifique más que yo
Amo tanto tu ser, tu nombre y las silabas que lo
componen
Te amo cuando duele y se vuelve imposible seguir
de pie sin caer en llanto
Te amo vida mía, te amo eternamente entre los baladies
segundos del día
En que el primer rayo de sol acaricia el suelo
y yo ya no
existo, soy otro entonces,
Ese que sin
muy animoso esfuerzo se cepilla los dientes al espejo